El SANTO ROSARIO

En mis manos el Rosario desgranando
entre sus cuentas, van pasando
episodios de la vida de su Hijo,
mientras María, es más conocida,
Cristo, cada vez más glorificado,
contemplamos a la Madre, en silencio
caminando siempre a su lado.

Desde la Encarnación en seno virginal
hasta su Muerte y Resurrección;
meditando los luminosos misterios
oyéndose un fondo angelical,
suaves violines, musical salterio.

Es frescor, para el alma atribulada
consuelo para el enfermo, el moribundo,
cada misterio produce frutos de santidad.
Bendito aquel, que con el Rosario
al igual que mi madre, entra en la eternidad.
Suplicámoste María, su devoción
se extienda a toda la cristiandad.

Recorre sus cuentas cada día,
dirige tus peticiones a la Virgen,
es el mejor camino, para a su Hijo llegar.
Abraza tu Rosario con fe y esperanza
la llena de gracia, nunca te va a desfraudar.

Etelvina Giménez