No mires para ningun lado
recuerda el día de los enamorados
galopando en corcel de sueños
con murmullos de tórtolas
y cantares de ruiseñor,
a lo lejos en la noche infinita,
un viejo cantor de boleros
invita a alocada pasión.
Mira el jardín de la vida
verás orquídeas y flores multicolor
encaminándonos a la blancura
del lirio, de la locura.
Así pasó la vida enamorados
encendidos en dulces miradores,
entre chispas, resplandores,
alimentando el amor, con más amores.
Ma. Etelvina Gimenez