En el silencio del atardecer
se oye, desde la lejanía
un murmullo de suave melodía
mezcla del gemido del viento
entre hojas y ramas al mecer.
Se huele a lluvia, tierra húmeda,
a espumantes olas
que bañan playas, al crecer,
canto de aves, teclear de ángeles
blancas nubes y azul de cielo.
En esta serena quietud
en el alma susurran sonidos
pareciera expandirse el pecho
el corazón, siente ansias de vuelo.
Se sueña, se atisba, se huele, se vive
se proyecta, se piensa, se escribe
nacen nuevas palabras
perfumados arpegios
y allá en lo profundo del ser
nacen acordes de música.
Aparecen azules,esmeraldas, dorados
dando paso a un pentagrama
donde bailotean corcheas y fusas
dándole forma al pensamiento,
al más simple silbo de los vientos.
Despiertan estrellas dormidas,
asoma tímida luna
componiendo pieza musical
con vibrar de cristalino mar
como no se haya conocido ninguna.
Va floreciendo el espíritu
nace la música..........
despierta la danza
la naturaleza toda
se rinde en alabanza.
Va cayendo una tarde más
con diferentes sensaciones
todo el ser se conmueve
ante la música
y sus nuevas emociones.
Ma.Etelvina Gimenez
