lunes, 29 de octubre de 2012

EL LLAMADO

Me llamaste a lo desconocido
a transitar un mundo nuevo
me dejé llevar, a trabajar por otros
a servirte hasta el último suspiro.

A amar, hasta el extremo
a lavar los pies al hermano.
Dijiste: "Ven tal como eres
así te quiero, sólo dame tu mano".

Mansamente, cual cordero
dije sí, a dónde?,  no sabía;
tu fuiste marcando el sendero
por nuevas sendas, un nuevo derrotero.

Juzgaras Señor, si lo hice bien o mal
a medias, nunca nada
me lancé a la obra en tus brazos,
en ti, siempre fija la mirada.

Al llamado respondí...
en la Cruz, puse toda mi confianza
simplemente, me enamore de ti,
sera hasta el fin, con total perseverancia.

Ma. Etelvina Gimenez

lunes, 22 de octubre de 2012

A MAMA, FELIZ DIA


Hace muchos años que te fuiste
como hija única, costó superarlo
más de una vez te busco
para algo decirte y remediarlo.

Ya físicamente no te encuentro
me quedo con las ganas
igual se que nos veremos
cuando el Señor me lleve a su morada.

Me di cuenta con el tiempo
que conservo perfumes, gustos, olores
que saboreaba desde niña
en ese mundo que creaste de maravilla.

Me enseñaste a orar, a creer en Dios
mi infancia transcurrió en un cielo abierto
mis creencias fuiste afianzando
entre aves y palomas volando.

Quiero honrarte hoy en tu día
gracias por ese amor que da vida
que todo lo da sin pedir nada
por entendernos siempre con una simple mirada!

Ma. Etelvina Gimenez

miércoles, 17 de octubre de 2012

POSDATA




De palabra en palabra
describía la plaza y la iglesia,
la nube y el búho.
De colores pasteles pintaba
el retrato entre comas y puntos,
y retrocedía y miraba la hoja
como quien un cuadro
aprecia con orgullo.
Y si todo estaba así como quería,
entonces volvía.
Una firma rápida y ahí sí,
sonreía.
Posdata escribía
y el viento paraba y la luz volvía.
Ahora escribía feliz como nadie.
En aquellas tarde
distantes de otoño
cuenta la leyenda
que el hombre sin nombre
vivía en las locas
letras de su mundo.

Lis Anselmi

sábado, 13 de octubre de 2012

COMO BUEN SAMARITANO


"Amaras al Señor tu Dios
y al prójimo como a ti mismo
esa era la consigna
la que hiciste tu forma de vida digna.

Fuiste el Buen Samaritano
de tus poetas tan amados
nunca los desechaste
levantabas la autoestima
del que estaba a tu lado.

La mayoría, adultos mayores
atentamente los escuchabas
sus heridas vendabas
con amor a todos te dabas.

Brindabas compasión, amistad,
tiempo, solidaridad
como Buen Samaritano
a ninguno negabas tu bendita mano.


Ma. Etelvina Gimenez